23:05 - 14/11/25
Si tuviera la oportunidad de describir cómo se ve el cielo, lo mencionaría a él. Mencionaría su pálida piel y la perpetua mezcolanza que se produce cuando el brilante ocaso dora la superficie de su cara colmada de lunares mal esparcidos. Mencionaría lo atibasdo que resultaba su cabello artificialmente ensortijado (que ya no se ve así), y cómo todo su ser parece cambiar dependiendo de su corte. Sé que cuando agarra confianza se le olvidan los modales. Muchas veces desearía tener un bozal a la mano para enmudecer el lenguaje innato de un portador de labios malsanos y obscenos, pero no tengo nada de eso. Ya cerca de él me doy cuenta de detalles que más que hechos son resoluciones autoras de los cimientos usados para la creación de su carácter de niño travieso. Así es, él podría ser fácilmente la definición de la picantería en su máxima expresión, no solo por la afeminada forma en la que mueve sus caderas cada vez que nadie lo obliga a bailar, pero ahí está, causando disturbios entre ...