Mariana Carlos - A casa, Mérida (28-11-24)

A casa, Mérida

28 - 11 - 1999

Si tuviera la oportunidad de describir cómo creo que se ve el cielo, la mencionaría a ella. Mencionaría su cabello ensortijado (que por cierto odia), y cómo se ruboriza al saber que me di cuenta que se lo planchó. Sé que cuando sale al sol todo su ser se torna de dos colores distintos: Verano e invierno. En ocasiones su piel es demasiado blanca, pero si le digo que la amo es más una zanahoria que un tomate, y sé que ama las zanahorias. Cuando cruza sus brazos y mira hacia el ocaso me fijo en ella como si tuviera un cuadro de Picasso delante mío. En ese momento me doy cuenta de varios detalles. Para empezar, sus manos, siempre ocultas, con uno o dos anillos, es más fácil domar a un león que dejar que yo las toque. Al menos me deja abrazarla, por mucho tiempo. Pero entonces veo sus ojos confundidos y sé que tiene miedo de saber qué vendrá. Se encorva, se tapa la cara, miro su cabello y entiendo que se lo ha estado cortando quién sabe por qué. Me gustaría saber qué hay detrás de esa cabecita tan bella, y qué es aquello en lo que tanto piensa. Me frustra no saber qué hacer, aunque casi siempre tengo un truco que la hace sonreír, y ahí va mi segundo punto, su sonrisa. Jamás había visto unos dientes tan perfectos, y ella se ríe de mi cuando le digo eso pues antes de ponerse brackets le decían "jabalí". Ah! Y esos labios, más vírgenes que el aceite de oliva, hasta ahora no me ha dejado acercarme a ellos, pero un día tendré la oportunidad y será el día más feliz de mi vida. Ella dedica la mayor parte de su tiempo en saber más y más, para ella el tiempo es más que oro. Se lo he dicho muchas veces, que no se apresure, pero no me hace caso y parece una niñita obstinada y engreída. Le gusta leer, demasiado. Conozco sus libros favoritos, sus autores, los cómics que lee, las películas que se convierten en su filosofía de vida, sus series, su música, todo, pero eso es muy poco. Es más valioso para mi saber que cuando lee pone post-its a las páginas para recordar todo, anota todo, incluso sus pensamientos, para que cuando "su yo del futuro" vea esa página recuerde lo que sintió. Ah! Y cómo olvidar sus referencias y analogías con cada cosa que hace. Por ejemplo, si le dices que has visto tal cosa o leído tal cosa, ella ya lo ha hecho antes, e incluso te suelta frases, hechos o un sin fin de citas, esperando a que entiendas, pero ese cerebro de elefante también tiene sus sube y bajas. Yo ya la había visto cortarse el cabello, teñirse el cabello, cambiar su cuarto radicalmente, quemar su ropa, botar cosas que le recordaran a alguien que no quiere en su mente e incluso eliminar todas las fotos en las que ella aparezca, pero eso era muy poco también. El ser partícipe de sus momentos más críticos no fue, sin duda, una de las tareas más sencillas. Llega a tratarme mal si insisto en que me cuente que es lo que le pasa, detesta decir lo que siente porque ni siquiera sabe qué palabras usar, si es que incluso llega a verte a los ojos para hablarte. Fuera de ese enigma, es una chica que solo sabe alegrarme los días cuando la tristeza no la invade, y si estoy ahí con ella, eso no pasa, ni pasará. Es encantadora en muchos sentidos. Bailamos de todo, hacemos karaoke, corremos juntos en la playa, jugamos ajedrez (ama el ajedrez), pero una vez más, eso es muy poco. Yo la he visto ser el sol más radiante con las cosas más simples del universo. Una vez le di un papel en forma de flor y empezó a llorar. Es muy sensible, y esa es otra de las razones por las que la amo. Cabe aclarar que no solo llora, es una mujer con carácter que lo da todo si eso implica cumplir sus metas. Me gusta cuando se traba al hablar, es excesivamente gracioso cuando no sabe qué decir y tartamudea, o te grita. Se moja mucho los labios, lo peor es que no tiene bálsamos o algo para hidratar sus labios y sé que le arden, pero no lo dice, así que le invito algo que lleve azúcar para que se hidrate. Esa es otra cosa ¡Nunca pide nada! Así tenga sed, hambre, calor, frío, solo le gusta abrazarme y cuando me mira de la forma más dulce que te puedas imaginar, le pregunto si quiere algo y me responde tímidamente. Ella tiene un sin fin de temas de conversación. Me siento cómodo al hablar de cualquier cosa con ella. A pesar de que sé muchas cosas sobre ella, siento que no sé nada. La he visto relacionarse con otras personas, también con sus padres, pero es muy diferente a cuando está conmigo. Me hace feliz saber que puede sentirse bien conmigo, pero existe algo más dentro de ella que no me puede decir. 

04 - 12 - 2006

Me he dado cuenta que el cielo no sólo lleva su nombre, sino todo su ser. Mérida ha estado ausente durante un largo tiempo y aún no consigo mirar las cosas a mi alrededor sin pensar en ella. Nuestra canción favorita solía ser de una antigua novela coreana, Mr. Plankton. Ahora cada vez que escucho la guitarra en el inicio de "The Town" dejo escapar mil lágrimas de dolor, es incontrolable. Yo jamás habría dejado que ella me viera llorar por su culpa, porque lo único que había hecho era alegrar cada momento de mi vida. Es sinceramente terrible como el mundo puede quitarte la más preciada rosa de tu jardín, aquella que has cuidado y adorado por tanto tiempo. Imagino que encarnará en las cosas que alguna vez encantaron a mis ojos, como el mar, la luna, el sol, las estrellas y las nubes en forma de corazón. Pero es que esto es muy poco, es muy poco. No solo siento picotazos de fantasmas nocturnos cuando estoy a punto de saltar a un lago infinito. Esta sensación de que me quitaron el atardecer de camino a casa, después de una larga caminata en la orilla del mar, es terrible. No me queda nada, no existe ese camino, al menos para mi.

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